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Adúlteros del mundo, estáis jodidos: han hackeado Ashley Madison

La página para infidelidades más utilizada del mundo ha sido hackeada esta madrugada.

Imagen modificada.

Hace poco, jodidamente poco, os contábamos aquí en VICE como poder echar una canita al aire gracias a Ashley Madison, la página de contactos que sirve única y exclusivamente para cometer infidelidades.

Sin que esta frase sirva de precedente, por vuestro bien espero que no lo hicierais: toda la información de la página ha sido hackeada esta madrugada. Los hackers se han hecho con el control absoluto de todos los sistemas, bases de datos y demás consiguiendo acceder a toda la información de los más de 40.000.000 de clientes que la utilizan, así como los de aquellos usuarios que la han utilizado en algún momento, ya que la empresa –a pesar de lo que decía en sus términos de confidencialidad– no borró la información privada después de haberla usado.

Nombres, apellidos, cuentas bancarias, dinero invertido en ponerles los cuernos a sus respectivos, cuantas veces lo han hecho, cuantas lo han intentado… Todo eso está ahora en manos de un tipo –o tipos– que lo único que piden a cambio de no filtrar toda esa información es que cierren la página.

Noel Biderman, el CEO de la empresa, no solo ha confirmado que están realmente jodidos sino que además ha sido seguramente un inside job, un ataque orquestado desde dentro por alguien que ha tenido acceso a su servicio técnico porque se suponía que la página tenía uno de los mejores blindajes. Ahora mismo hay 40.000.000 de personas muy nerviosas y otros tantos abogados especializados en casos de divorcio frotándose las manos.

A juzgar por los testimonios que recogimos aquí y aquí, la mayoría de usuarios de Ashley Madison son unos pringados que ya no les gustan ni a sus mujeres o personajillos tristes que solo quieren desahogarse con alguien que no sea su pareja habitual, dejando el tema del folleteo en segundo plano. Seguro que muchos otros son tíos que estaban a punto de conseguir su primer polvo, su primera infidelidad, tras horas y horas de echar moneditas cual ludópata ante una tragaperras, y todo para nada. Triunfadores y perdedores por igual van a ver como sus vidas se desmoronan por haber confiado en la tecnología. ¿Dónde han quedado los antiguos clichés de la cornamenta? ¿Los profesores de pilates, los cuñados y cuñadas, las niñeras? Todo ese mundo que alimentó horas y horas de guiones pornográficos ha sido substituido por una especie de Badoo de pago para casados y los dioses de los cuernos se han vengado como mejor saben. Las cosas pintas feas para los ciberadúlteros.