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Cultură

Guía femenina para los anticonceptivos

Solamente hay dos cosas peores que la abstinencia y una mala cogida: las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y los embarazos no deseados.

El paso de la niñez a la adolescencia para las mujeres consiste básicamente en comenzar a preocuparnos por no quedar preñadas. Un día, en medio de tus juegos infantiles descubres que te manchaste de "sangre" y todo valió madres. Es curioso porque durante la infancia nos dan muñecas, nos entrenan para ser mamás y nos preguntan cuántos hijos queremos tener cuando crezcamos, pero una vez que la posibilidad de engendrar se presenta, el mensaje es: "¡Ni se te ocurra arruinar tu vida teniendo hijos!" Muy bien, gracias por el consejo, mamá. Suena mal pero es cierto. Un embarazo no deseado (a la edad que sea) es como una maldición. Dios nos libre.

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Soy la única de mi grupo de amigas (de la secundaria, la prepa y la universidad) que hasta la fecha ni tiene hijos ni ha abortado —es tal vez mi mayor orgullo en la vida—, y eso no es obra del Espíritu Santo; significa que tengo diez años cuidándome con anticonceptivos. Solamente hay dos cosas peores que la abstinencia y una mala cogida: las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y los embarazos no deseados. Por fortuna, en el mercado hay suficientes alternativas para evitar los últimos, desde espermaticidas en espuma hasta los nada atractivos condones femeninos. Como es un mundo confuso y cruel allá afuera, no nos queda más que tener sexo para ser felices, así que aquí tienes una pequeña guía de los anticonceptivos femeninos más comunes para que no te embaraces en el intento.

ABSTINENCIA

La abstinencia no es recomendable pero sí 100 por ciento efectiva (a menos que cometas el más mínimo desliz, entonces ya te jodiste). Siempre me ha molestado que se les recomiende a los adolescentes no coger para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual, ¿por qué? Porque no es realista: a los 16 años eres una masa calenturienta que lo único que quiere es tener sexo. No nos engañemos ni con el ritmo ni con la abstinencia, por favor, ya estamos en el siglo 21.

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CONDÓN

Dejando de lado el #CondomChallenge, el condón es uno de los métodos más utilizados y seguros para prevenir embarazos y ETS. Consiste básicamente en una funda de látex (o poliuretano) que se coloca en el pene y crea una barrera que impide el contacto directo entre el pene y la vagina, además de contener el semen tras la eyaculación. Funciona muy bien si tienes más de una pareja sexual o no quieres meterte hormonas. Existen muchos mitos en torno a los condones, el más difundido es que se rompen, pero tienes que saber que esto es muy poco probable, una mentira que los descuidados inventaron para justificar sus embarazos no deseados. Tampoco le creas a los pendejos que dicen que los condones les quedan pequeños, ¿has visto cuánto se puede estirar un condón sin romperse?

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Otro tema con los condones es que se pueden salir, un condón mal puesto es un bebé a punto de nacer o gonorrea a punto de brotar. Revisa siempre que el condón no haya caducado, ábrelo con mucho cuidado para no rasgarlo y una vez puesto, asegúrate de llegue hasta la base del pene. Aunque el preservativo tiene grandes ventajas y se pueden conseguir gratis en cualquier centro de salud pública, no se puede negar que disminuye la sensibilidad, por más "ultra delgado tacto de piel" que sea. ¿Se siente mejor que el herpes genital? Sí, pero igual se siente como que estás cogiendo con una bolsa de plástico en medio.

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LA PÍLDORA

Las pastillas anticonceptivas orales han sido las mejores amigas de las mujeres durante décadas. El método consisten en ingerir diario una pequeña dosis de progesterona o estrógeno que evitan la ovulación. Hay que tomar la píldora 21 días al mes y luego descansar una semana. Yo las he usado por ocho años y soy devota: me redujeron los cólicos, controlaron mis brotes de acné y mi regla se volvió más regular. Para cuidarte con la píldora la constancia es clave, así que si eres de las que olvida todo, mejor opta por algún otro método cuya efectividad no dependa de tu memoria.

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DIU

El dispositivo intrauterino es un método mecánico que previene la fecundación del óvulo. Consiste en un una pequeña T que se coloca en el útero, la T puede ser de cobre o de plástico (la de cobre no libera hormonas, la de plástico sí). La maravilla de este artefacto es que una vez colocado no tienes que volver a preocuparte del tema en cinco o 12 años (dependiendo del tipo de DIU).

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Hace un par de años fui con mi ginecólogo a pedirle que me pusiera un DIU (porque no se pueden poner en casa). Me habían recomendado usarlo para no alterar químicamente mi cuerpo con sustancias, y aunque es relativamente caro —unos $1,300 del dispositivo más la consulta—, es una inversión a largo plazo. La colocación fue ligeramente dolorosa. Unos días después vino el infierno. Mi organismo comenzó a rechazarlo y sentía como si tuviera ratas arañándome la matriz. Regresé al ginecólogo para que me sacara ese aparato malévolo de adentro, me dijo que estaba bien puesto y que, por razones misteriosas, mi cuerpo no lo había recibido bien y estaba intentando expulsarlo. Aunque mi experiencia fue mala, me gustaba la idea de no tener que preocuparme por tomar nada. A mí no me funcionó, pero eso no quiere decir que el método no sea efectivo para otras mujeres con úteros tolerantes.

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PÍLDORA DEL DÍA SIGUIENTE

El método anticonceptivo favorito de los amantes de la adrenalina. Recuerdo con mucha ternura mis viajes a la farmacia para comprar el anticonceptivo de emergencia (junto con algún jugo), tomar la primera dosis ahí mismo, frente a la cajera, guardar la segunda en mi bolsa y tirar el empaque en algún bote de basura de la calle. Había mucha ansiedad involucrada; era crucial tomar la segunda píldora a la hora exacta (yo sé que ya existen las unidosis, pero hablo de otros tiempos). La pastilla de emergencia tiene lo mismo que las pastillas anticonceptivas normales: progestina, sólo que en cantidades mucho mayores. Es, de hecho, una bomba de progesterona, por lo que tiene efectos secundarios: las náuseas, el vómito y la desestabilización del ciclo menstrual son los más comunes. La cantidad elevada de progesterona evita la ovulación y disminuye el revestimiento de mucosa de las paredes del útero, así que un óvulo fecundado no puede adherirse, crecer y convertirse en un bebé chillón.

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Si vas a tomarla, tómala lo antes posible luego del encuentro sexual no protegido (después de 72 horas ya mejor no la tomes) y recuerda que entre más recurras a ella, menos efectiva se vuelve. Pero, ya en serio, ¿qué te cuesta cargar siempre un condón? o, de plano, pídele de la manera más atenta a tu compañero que no se venga adentro.

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IMPLANTE ANTICONCEPTIVO

Es para las valientes que quieren ser cyborgs. La aplicación involucra dos inyecciones: una para aplicar anestecia local y otra para introducir el bastoncito de silicón que libera las hormonas. El implante anticonceptivo se coloca debajo de la piel del brazo y libera, adivinen, progesterona para prevenir el embarazo. Dura hasta tres años y luego hay que sustituirlo. Si no le tienes miedo a las agujas y quieres una opción práctica y duradera, el implante es una buena opción.

Éstos son solamente los métodos más populares y utilizados, una pequeña muestra de que los anticonceptivos están al alcance de tu mano e incluso gratis (si no me crees, deja de lado la vergüenza y ve a cualquier institución de salud pública a pedir condones o píldoras anticonceptivas). Todos cogemos y coger es increíble, pero no nos apresuremos con el tema de los hijos, mucho menos por hueva o un descuido.