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Cultură

¿Por qué a las películas no les gusta mostrar vaginas?

A las películas les aterroriza mostrar vaginas. Mostrar chichis está bien, muy bien, de hecho.

Foto del usuario de Flickr: Philippa Willitts.

Hace poco fui a ver El diario de una adolescente, que trata sobre una chica de 15 años que tiene una relación sexual con el novio de su madre. Está buena —las connotaciones feministas, la actuación de la protagonista— pero aun así salí decepcionada. Decepcionada de que la película no haya mostrado ninguna vagina.

No es que base la calidad de una película en el número de veces que aparece una vulva (después de ver Intensa-mente, por ejemplo, no salí preguntándome: ¿Y las vaginas?), pero hay películas que se centran alrededor de la sexualidad femenina, como el caso de El diario de una adolescente, y el que no haya habido un desnudo total se siente un poco falso. En la película se mostraba a una chica de 15 años (interpretada por una joven de 23 años de edad) teniendo sexo e interés por la heroína, tal vez debieron haber considerado mostrar la vulva de un cuerpo desnudo en conjunto con todo lo relacionado al sexo .

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A las películas les aterroriza mostrar vaginas. Mostrar chichis está bien, muy bien, de hecho. Siempre y cuando éstas luzcan sexy —y no, ya saben, que se utilicen para amamantar o cualquier otra cosa que no sea atractiva— nos gusta verlas en la pantalla grande. Las chichis se cuelan ocasionalmente en películas clasificación B (como en María Antonieta con Kristen Dunts) o aparecen cómodamente en películas clasificación B-15 (El quinto elemento, por ejemplo).

Sin embargo, una sola toma con algún indicio de una vagina seguramente hará que la película sea clasificación D. Tal vez esto parece algo lógico y razonable, pues los genitales están ocultos por alguna razón. Excepto que los penes no están sujetos al mismo régimen. Por ejemplo: The Hole, Pase Libre, Euroviaje censurado, El talentoso Sr. Ripley, ¿Cómo sobrevivir a mi ex?. En todas estas películas hay alguna toma de un pene y todas son clasificación B-15 (Apto para mayores de 15 o con acompañamiento de un adulto para mayores de 12).

Algo aún más extraño es que las mujeres son más propensas a salir "desnudas" en las películas, incluso si eso significa que no se verán vulvas. Un estudio encontró que "las mujeres aparecen el doble de veces que los hombres con atuendos muy reveladores (24.8 por ciento en mujeres, contra 9.4 por ciento en hombres), y parcialmente o totalmente desnudas (24.2 por ciento contra 11.5 por ciento)".

Le pregunté a alguien que sabe mucho sobre vaginas, Emma Rees, autora de La vagina: una historia literaria y cultural, por qué parecía haber un problema con mostrar vaginas, y no penes, en las películas. Resulta que las vaginas son algo bastante radical. "Cuando una mujer está haciendo 'sus cosas' con su propio cuerpo, esta acción tiene un impacto mucho más allá del acto inmediato: se convierte en un símbolo de independencia y autonomía que es amenazante, precisamente porque excluye al pene", dijo. "La respuesta a esto, durante siglos, ha sido rabia o violencia, o considerarlo como ridículo".

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Específicamente, fue el simple hecho de que la vagina excita a los hombres lo que la convirtió en algo radical o tabú. "Una de las cosas más interesantes que aprendí mientras escribía mi libro es cuán quisquillosa, sin razón alguna, es la gente cuando se trata de vaginas, vulvas, labios vaginales y demás", continuó Rees. "Esto fue muy evidente en los comentarios que las personas tuvieron de la exposición de un artista que mostraba imágenes hermosas de la coronación del parto vaginal (el momento en el que la cabeza del bebé sale de la vagina). La repulsión que algunas personas expresaron era hipócrita. En muchos casos, la misma gente que durante la exposición decía: '¡Guácala, una vagina!', probablemente después de sólo dos clics estaba viendo pornografía y diciendo: "¡Oh, una vagina!'. Algunas personas se ponen muy ansiosas cuando la vagina no se utiliza para generarles placer; se sienten excluidas por su poder y autonomía".

Después de haber dedicado demasiado tiempo a pensar en las vaginas, la razón de la eterna ausencia de las vaginas en las películas parece tener dos lados. Por un lado, es que es más difícil, a diferencia de los senos, que la vulva vaya dirigida únicamente al púbico masculino, y por lo tanto se convierte en un marcador amenazante de la autonomía femenina. Muy a menudo se utiliza para algo más —placer femenino, masturbación, dar a luz— como para que se vea simplemente como un orificio para que un chico imagine cómo introduce su pene. Si las películas son, como pasa a menudo, hechas por hombres y para éstos, entonces la inclusión de la vulva —incluso si intenta ser algo sexy—es inquietante si la representación se puede separar fácilmente del concepto de "objeto útil para el placer de los hombres". Tan pronto como se aleja de esa definición, la vagina se vuelve un problema. Los cuerpos pasivos de mujeres son útiles para que los hombres proyecten sus fantasías sexuales; los cuerpos activos de mujeres que utilizan sus vaginas con un propósito que de ninguna manera le provoca una erección al hombre se considera desagradable, que está mal y que es explícito.

Por otro lado, la sexualidad femenina está mitificada desde siempre. Simone de Beauvoir escribió una vez que "las mujeres son Los otros y sus panochas son un misterio para todos nosotros". Parafraseé un poco eso, lo que en realidad dijo fue que las mujeres se convierten en Los otros como resultado de la "realidad amenazada y misteriosa conocida como feminidad". Durante cientos de años, las mujeres han sido consideradas como misteriosas y seductoras precisamente por este misterio. Históricamente, la vagina que permanece oculta —ese codiciado objeto sexual que ofrece placer infinito a un hombre— es a la que se le considera, de manera convencional, sexy y exponerla en una película socava eso. Si una vagina sólo es sexy cuando está oculta, entonces una vagina no puede considerarse sexy en una película, por lo que no hay que mostrarla en la gran pantalla.

Hay excepciones, pero las películas que no tienen problema en mostrar una vulva por aquí y por allá, a menudo, se consideran extremas y gráficas debido al uso de genitales femeninos. La vida de Adèle es un ejemplo de una película con desnudos (completos) de mujeres, y muchas de las películas de Lars Von Trier (Anticristo, Ninfomanía I y II) contienen vulvas.

Sin embargo, ninguna de éstas logra retratar la realidad mundana de un vagina. La vida de Adèle apesta a que está hecha por hombres y el Anticristo bueno, es probable que sea para mayores de 18 no sólo por la parte en que Charlotte Gainsbourg sale masturbándose en un bosque. La nueva película de Gaspar Noe, Love, seguro incluye representaciones desinhibidas de mujeres desnudas, pero lo más probable es que aproveche el "poder" de la vagina en las películas, lo que perpetúa la idea de que su inclusión en una película es de alguna manera algo radical.

Desmitificar la vagina es esencial para que la sexualidad de las mujeres, sus funciones corporal —su simple existencia, ¡por el amor de Cristo!— se considere como algo normal. Puede haber una delicada línea ente la honestidad sexual y la misoginia en lo que respecta a la desnudez, pero las vaginas no siempre tienen que ser ese emblema aterrador o gráfico de la sexualidad. Algunas veces, son simples vaginas viejas.