Las bodas son cosa muy seria. Las bodas son todas tus amigas del colegio emborrachándose al lado de tus primos y sacando a bailar a tu tío más rancio. Las bodas son tu hermano liándose con tu excompañera de trabajo y tu suegra quedándose dormida en la mesa. Las bodas son un puñado de objetos que solo ves en las bodas: ligas, canapés y dos muñequitos con la forma de los novios saliendo de una tarta gigante. Sí, quizás fue un poco exagerada la pamela de tu tía María. Seguro que tú también dijiste aquello de "no, si mi boda será algo sencillito" y al final acabaste alquilando un comedor para 200 invitados. En las bodas todo el mundo está muy contento, por eso hay que ser una insensible para no emocionarse ni un poco ante ese espectáculo de ver a dos personas diciendo que se quieren mucho delante de otros seres humanos. Y esos seres humanos lloran y leen manifiestos y bailan tu canción favorita y se atan servilletas en la cabeza mientras cantan. Nadie ha hecho eso nunca antes por ti.
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Casarse está muy bien, sí, pero mientras dura. Todo está genial hasta que te despiertas al día siguiente con una resaca descomunal y piensas que la noche de boda no fue para tanto y que no te acuerdas de nada de lo que pasó durante esas horas en las que fuiste vestida de blanco. Por suerte, hay 350 fotos para recordártelo. Haces cálculos y compruebas que, efectivamente, te has gastado una pasta y que no has recuperado ni una cuarta parte de la mitad. Y encima esos zapatos que parecían cómodos te aprietan una barbaridad. Si de algo estás convencida, es que nunca más a salir a la calle vestida con un vestido con cola. Nuestras abuelas guardaban los vestidos en los armarios como oro en paño porque no conocían Internet, esa maravillosa herramienta que te permite deshacerte de todo lo que quieras, ya sea para recuperar algo de dinero o porque te importa un pimiento el valor sentimental o porque esa persona a la que alguna vez le diste el 'sí, quiero' resultó ser alguien más bien tirando a regular. Mucho mejor olvidar y sacarte un dinerillo.Ahondando en las profundidades de las webs de segunda segunda mano, nos sumergimos en el mercado de vestidos de novia. Ahí puedes encontrar de todo: vestidos desde 200 euros hasta 1.800, largos, cortos, de seda, de tul, con can-can y hasta diademas.Desde Broadly, hemos querido conocer a esas mujeres que venden su vestido de boda por Wallapop para que nos cuenten qué tal llevan la venta:
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Vendedora 1
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¿Cuánto te costó originalmente?El vestido me costó 1.800 euros, el can-can 156 euros, el tul 290 euros, y los zapatos 90 euros. En total 2.340 euros. Los zapatos los vendo por separado.Realmente es una ganga.Sí, la única pena que me da de venderlo es el precio, porque el vestido está perfecto e impoluto. Pero entiendo que es de segunda mano y por muy bien que esté no puedo venderlo como si fuese nuevo.Gracias. ¡Mucha suerte y ojalá lo vendas!
Vendedora 2
Vendedora 3
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Vendedora 4
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¿Has vendido otras cosas de este estilo por Wallapop?Yo he vendido hasta el vestido de comunión de mi hija. Un día me desperté y pensé: '¿Para qué guardo esto?' (risas). Vino una niña, se lo probó y además le quedaba clavado, que ni hecho a medida. Y se lo quedaron. El del bautizo sí que no lo vendo, porque este sí que me hace mucha ilusión y, además, es hecho a medida.¿Crees que en algún momento te puedes arrepentir?No, no, qué va. Tengo 50 años ya, ¡no me arrepiento de nada!