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Todo el mundo tiene el derecho a elegir qué hacer con su cuerpo, todos menos yo. De todas formas, la elección es un privilegio. Empecé a tomar píldoras anticonceptivas para borrar cualquier rastro de vello facial y corporal. En cuestión de un mes, todo el vello había desaparecido. Recibí elogios por lo que muchos consideran piel impecable. Hasta Drake, que en ese entonces era una estrella incipiente en Degrassi, me coqueteó y dijo que mi piel era muy suave. Pero después de diez años de tomar la píldora, ya ni siquiera el cumplido de Drake tiene importancia y los efectos secundarios se están volviendo una carga. Dejé de tomar las pastillas anticonceptivas. No es una elección fácil. Siento como si estuviera desatando un ogro encerrado en el cuerpo de una mujer.Déjenme contarles algo sobre el vello: ser peluda puede ser muy solitario pero quitarse vello es todo menos solitario. La manera en que vemos el vello corporal y la forma en que lo tratamos es tan única como la cultura en que vive. El verano previo a mi visita al médico, fui a ver a mi familia en Líbano. Mi prima casi de inmediato organizó una intervención. Ese abrasador día de verano, pidió a las hordas de parientes que suelen estorbar las habitaciones que no fueran a su casa. El aire se llenó con el dulce, irresistible y engañoso aroma de una tienda de golosinas. En la cocina, había una olla de metal pequeña calentándose en la estufa y en su interior gorgoteaba una sustancia espesa color dorado.Ser peluda puede ser muy solitario pero quitarse vello es todo menos solitario.
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En la cocina de mi prima en Líbano, la sustancia que gorgoteaba era azúcar derretido. Las mujeres libanesas lo utilizan como cera para depilar. Rasurarse no es una opción. Es muy raro encontrar un rastrillo en la casa de una mujer en el Líbano. Como muchas otras, creen que cortar el cabello sólo va a hacer que crezca más grueso.Mi prima me da a probar el azúcar antes de empezar, mi última cena. Para ese punto ya estoy en ropa interior. Unta la cera tibia en una parte de mi muslo y la alisa con sus pulgares hasta que se vuelve una película gruesa color dorado. Toma una orilla y la jala con la velocidad de un látigo. Escucho cómo se arranca el vello de mi piel. Lo que era cera de miel cristalina y ahora se ve como piel esquilada con vellos enterrados. Al principio no recuerdo que doliera. Pero a medida que la cera deliciosa se acercaba al área del bikini, el dolor viene a mi memoria. Estuvimos más de una hora cambiándonos de cuarto en cuarto por el calor de nuestro movimiento y el sudor era cada vez peor. El calor nos obligó a seguir nuestra misión en el exterior.Ahora veo el jardín desde arriba con uvas verdes aún por madurar colgando de sobre mi cabeza. ¿Les dará miedo la escena de abajo? Los transeúntes me miran pero en este lugar ya a nadie le sorprende ver a una mujer depilándose. No es tabú. Me inclino hacia delante mientras mi prima, que está de rodillas, maldice la monstruosidad de mis piernas peludas. Las aspas de un helicóptero israelí atraviesan el cielo. Entro en pánico. Mi prima me calma y dice que su prioridad es quitar hasta el último vello de mis piernas. El ruido se aleja y yo sigo viendo las uvas.El vello púbico era visto como algo incivilizado y la depilación servía para identificar la clase social.
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En el salón de belleza, la esteticista le echa talco para absorber la sangre y le entrega un instructivo. En la lista de precauciones y advertencias dice "Evitar contacto con cloro por 48 horas". El jacuzzi de Oasis va a estar fuera del alcance de Janine por el riesgo a contraer una infección. Esa noche tiene que mantenerse alejada de los hombres y mujeres relucientes que se cocen como papas en el agua burbujeante. Se conforma con meter sus piernas y se mantiene alejada de la acción. Aún en este entorno liberal y progresista, con cuerpos desnudos moviéndose de un lado a otro por los pasillos y los calabozos, Janine nota que la mayoría de los cuerpos femeninos no tienen vello. Esa noche no hay acción para Janine ni para Adam.La mayoría de las mujeres se depila el área del bikini como un ritual de preparación antes del sexo, y eso fue lo que hice. Por eso me sorprendí cuando me quedé con una familia musulmana de ascendencia argelina en Francia durante el verano. En la familia había cuatro hijas que iban de los 16 a los 25, todas musulmanas, todas vírgenes y todas tenían el habito de depilarse el cuerpo completo, incluyendo su vagina. Cuando le pregunté a mi amiga por qué aguantaba el dolor de una depilación total del área del bikini a pesar de que sólo ella lo veía, me respondió que era por su religión. En el islam, quitar el vello del cuerpo adulto se considera una medida higiénica. Para los musulmanes, la depilación es vital en su esfuerzo sagrado para entregarse a Dios. Según el Sunna al-Fitra (un código ético de higiene personal) el vello en la zona genital debe eliminarse y no puede crecer por más de 40 días.Para Annie, que nació en Pakistán y se mudó a Canadá cuando iba en sexto año de primara, la transición a una cultura que percibía el vello corporal de otra forma fue muy difícil. "En Canadá se burlaban de mí por el vello. En Pakistán soy atractiva a pesar de que tengo mucho vello". Anne dice que en Canadá, la regla del vello es "no preguntes, no digas". Los salones de belleza en Canadá son muy diferentes a los de Pakistán. En Pakistán hay salones por todos lados, son baratos y son un elemento básico en la comunidad. "En Canadá, si me depila una mujer blanca, me cobra más por depilarme el área del trasero. Si me depila una mujer de piel morena, sabe que eso viene incluido en el paquete". También dijo que en Pakistán, la depilación es igual de común que en Canadá pero que como hay más mujeres con vello corporal, no se considera tan tabú como en Occidente. "Todas las mujeres dicen que si se ganaran la lotería, lo primero que harían sería depilarse el cuerpo completo de inmediato".Llevo dos años sin tomar pastillas anticonceptivas. Me depilo yo misma o voy a salones de belleza baratos en casa particulares, como el que tiene mi hermana. Cuando me depilo, veo mi piel y el contraste del color, la piel tersa junto a la piel peluda, y pienso en todas las emociones que he experimentado por el vello a lo largo de los años. Me pregunto si todas las mujeres que buscan la belleza y la femineidad al quitarse vello han pensado lo mismo al ver sus cuerpos, sin importar su raza o su cultura. Algunas la han encontrado. Otras la sienten aun con el vello. Es probable que ese ritual no se vaya en mucho tiempo, si es que algún día lo hace. Hasta que llegue ese día, seguiremos depilándonos en salones caros, solas o acompañadas, en todo el mundo, una y otra vez.En algún momento, al ver el vello que atravesaba mi mar de piel morena, llegué a sentir repulsión, odio y miedo.