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LOS SANTOS DEL MES

Santa Bárbara es la patrona de los escultores, mineros, ingenieros militares, artilleros, matemáticos, masones, todos los que tienen miedo a los petardos y a las tormentas eléctricas, y cualquier persona que corra el riesgo de morir mientras trabaja. También es la patrona de la compañía de petrolífera más grande de Italia, Ente Nazionali Idrocarburi.
La historia nos cuenta que su padre era un pagano posesivo que la tuvo encerrada en una torre, alejada de pretendientes y tentaciones. A pesar del aislamiento, Bárbara descubrió a Dios. Su padre la denunció a las autoridades, los cuales decretaron que Bárbara debía ser decapitada, pero sólo después de haber sido torturada durante dos días por, adivinad quién, su padre. Se cree que su padre murió electrocutado por un rayo, es decir, matado por Dios, un día después de su martirio. Por eso Bárbara es invocada para provocar muertes repentinas.

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Santa Clara de Asís es la patrona de los aviadores, los teléfonos, las enfermedades oculares, los ofebres, las costureras, los telégrafos, el buen tiempo, y la televisión. Clara fue elegida para estas cosas porque pasó gran parte de su vida postrada en una cama debido a una enfermedad. Para salvarla del aburrimiento, Dios le concedió visiones litúrgicas que ocurrían en iglesias. En Italia se pueden comprar pegatinas que dicen, "Santa Clara, protege mi televisor." Por lo general, los viejos las compran y las pegan en sus televisores con la esperanza de que así nunca se estropeen. De todas formas, Clara no es sólo efectiva para solucionar problemas técnicos, si no también para mejorar la calidad de los programas. El 11 de Agosto, el día de su festividad, las monjas se juntan para pedirle purificar la televisión de imágenes sexuales, basura no educativa, y Satán.

San Juan Nepomuceno es el patrón en contra de las calumnias, las inundaciones y de Bohemia. En 1393, fue nombrado párroco general del Arzobispo de Praga, cargo que mantuvo hasta que murió el 20 de marzo de ese mismo año. Por aquél entonces, un nuevo abad iba a ser nombrado en la abadía benedictina de Kladruby. Wenceslao, rey de los Romanos y Bohemia, apoyaba al Papa de Aviñón. Y Juan, que quería ratificar las leyes de la iglesia Católica, apoyaba al Papa de Roma, el rival de Aviñón.
Este movimiento mosqueó sobremanera a Wenceslao, y por petición del rey, Juan fue arrojado al río Vltava en Praga. Una versión alternativa de la historia cuenta que Juan fue ahogado porque se negó a contarle al rey lo que su mujer, la reina de Bohemia, reveló en el confesionario. San Juan es venerado en la Europa Central y del Este, y protege de las inundaciones y los ahogamientos debido a la forma en la que murió.

San Erasmo de Fomia, también conocido como San Elmo, es el patrón de los cólicos, las enfermedades de estómago, los marineros, los calambres y los dolores que sufren las mujeres durante el parto, las pestes de los animales, y las tormentas –celestiales e intestinales. Erasmo era Obispo y ermitaño, y su martirio fue especialmente horripilante. El emperador Romano Diocleciano, el cual no era muy amigo de los Cristianos, aporreó a Elmo con una maza de acero hasta que sus venas reventaron, después lo tiró a un agujero lleno de gusanos y serpientes, le quemó con aceite hirviendo, y luego fue obligado a beberse una sopa hecha de azufre, resina, alquitrán y más aceite. Después le quitaron los dientes con unas pinzas y lo metieron en un barril lleno de arañas.
La historia cuenta que Erasmo tenía todas sus fuerzas puestas en la fe, así que consiguió escapar después de todo, se escondió en una cueva, volvió a ser capturado y, al final, fue destripado con un ancla –de ahí que proteja tanto a marineros como a gente que sufre dolores de estómago. El fuego de San Elmo, el cual se creía que alertaba a los marineros de las tormentas que se avecinaban, recibe el nombre por él.