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Soy un hombre heterosexual y tengo puras amigas. Desde hace mucho me pregunto por qué. No es, como el 63 por ciento de la población asume, porque me las quiera dar. Estoy muy seguro de quién me gusta y no puedo ocultarlo. No duraría ni cinco minutos en una situación de amistad falsa y amor no correspondido. La única vez que me ha pasado, duró tres días y terminamos fajando frente a un Burguer King. Ni siquiera es algo que haya decidido. Es una pesadilla cuando tratas de dividir a los géneros en una cena/fiesta o si todos quieren ir al baño a meterse coca. Pero aun así siento que mis amistades con mujeres son de lo más natural. De hecho, pasa tan seguido que ya conozco las señales que me delatan. En parte es porque me gustan las mismas cosas que le gustan a muchas chicas: criticar celebridades y la música de Ariana Grande. Pero más que eso, simplemente me pongo en posición (o sea me siento a su lado), nada de contacto visual, escucho lo mal que le fue a una chica del trabajo, pregunto algo cada cinco minutos y doy mi veredicto.No es que no me interesen las "cosas de hombres". Me tardé mucho en agarrarle el gusto al fútbol pero tengo otros intereses efímeros de hombres: televisión, novelas gráficas, hip-hop y chicas. Me gusta hacer bromas pueriles y beber hasta terminar cantando "Dakota" de los Stereophonics a todo volumen cuando voy de regreso a la casa. Creo que tengo todas las características del hombre moderno.
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La alternativa masculina es invitarlo a un bar. ¿Pero qué se supone que hagamos ahí? Después de tomar un poco con una amiga, normalmente hablamos sobre las pequeñeces de nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestros miedos. Podemos chismear sin parar sobre quién le ha estado metiendo qué a tal persona, los rompimientos, los nuevos noviazgos y después analizarlo como si fuera un debate político.Pero con los hombres no puedes hacer eso. Puedes hablar de quién se acuesta con quién pero cuando el chisme se acaba, nadie lo retoma. Tampoco hay análisis posterior. "¿Neta? Qué raro", dirán, si acaso. Y las pláticas de relaciones más serias son todavía peores. Cuando hablo sobre mi novia con otros chicos es igual que con mis padres, me siento incómodo y trato de que sea muy breve. ¿Acaso puedo ver a otro hombre a los ojos y decir "Creí que era ella la que se había cerrado pero en realidad era yo. Yo era el que no quería abrirse"? No puedes decirle algo así un güey llamado Beto.
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Sé que los hombres normales que tienen amistades normales con hombres no hacen eso. Van a bares en grupo, juegan billar, andan por ahí y se pelean. Pero como nunca he tenido un grupo de amigos que sean hombres, no sé cómo formar parte de uno y no estoy seguro de querer hacerlo. Siento que es una pérdida de tiempo en comparación con tener un análisis de vida exhaustivo y comer una ensalada.Básicamente, la única forma en que hago amigos es cuando una de mis amigas empieza a salir con un tipo. Es ideal porque así puedo conocer a varios güeyes con los que salgo por necesidad y terminamos hablando sobre nuestros equipos de fútbol favoritos o los discos de Leonard Cohen. Y es algo que disfruto mucho.Más que nada, me siento muy afortunado de conocer a las mujeres con las que tengo una amistad. Me gusta que mis amigas me den una opinión inteligente y a cambio quieran que les ayude a superar sus inseguridades. Me gusta que vivan su vida de una forma aventurera y no como un gerente de línea. Me gusta lo horrible que pueden llegar a ser. Y sí, me gusta que quieran hablar sobre el nuevo sencillo de Ariana Grande y de chicas guapas en Instagram, igual que yo.Sigue a Sam en Twitter.Me gusta que mis amigas vivan su vida de una forma aventurera y no como un gerente de línea