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Cosas que las mujeres hacen en la cama y los hombres odian

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Este artículo fue publicado originalmente en VICE Colombia.

Ilustraciones por Alejandro Mendoza.

Existe la opinión generalizada de que los hombres solamente piensan en sexo y que tiran sin discriminar. Y aunque en algunas casos seguramente es cierto, esta imagen surge como contraposición al cliché de que las mujeres nunca quieren sexo y prácticamente hay que rogarles para que "accedan". Es una escena que les encanta a los guionistas de series de televisión: hombres arrechos persiguiendo a chicas difíciles. Es patético.

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Así como nos preocupamos por darle voz a las mujeres cuando se trata de lo que no soportan que los hombres hagan en la cama, sería muy injusto pretender que el sexo femenino es irreprochable. Las mujeres también tienen costumbres que les molestan a los hombres; como tratar sus testículos con brusquedad o tirarse en la cama como estrellas de mar deprimidas —sin arquear siquiera la espalda— esperando a que todo pase. Parece ser que los olores son un verdadero problema ¡Hay que ponerle ganas, mujeres!

Darío, 19. Odio que se hagan las sordas y todo el tiempo pregunten cosas como: "¿Qué te haga qué? ¿Qué me estás pidiendo?" Y si es cosa de una sola noche, un encuentro casual, que a la mañana siguiente siga en mi apartamento.

Pascual, 36 años. Que no esté limpia. O sea, que no tenga higiene personal, pero eso me imagino es básico para todos. Se me complica también si no participa con el sexo oral.

Julio, 28 años. Me emputa que solamente vean el acto sexual para liberar la presión que tienen. Muchas veces parece que se ha perdido el arte de disfrutar del sudor y demás fluidos después del orgasmo, y todo se reduce a venirse, un respiro, un baño, un gracias y adiós. Y eso no está bien, es como el post-coitus interruptus que es igual de frustrante.

Miguel, 32 años. Odio que haya mujeres que se enfoquen en hacer que me venga como si fuera una carrera contrarreloj, para terminar cuanto antes sin que haya mayor placer para ambos.

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Jorge, 37 años. Me molesta que siempre quieran la misma posición. Tampoco pido que sea una cosa de circo, pero la actitud de querer variar es lo mejor. Y que te encuentres con que su ropa interior está muy gastada o vieja. Me da igual que sea su brasier favorito o el más cómodo. Un poco de glamour, por favor.

Juan, 25 años. El sexo ocasional y con tu pareja es diferente. Lo que hace que haya química es la confianza que se tiene con la otra persona. Es ahí donde surge la primera molestia para nosotros: el pudor excesivo. Que practiquen varias posiciones sexuales no nos hace pensar que son chicas de la vida fácil, créanme, nuestra mente está enfocada en otro tipo de pensamientos. Otra cosa: lo que pasó en sus relaciones anteriores no es una conversación sensual.

Jesús, 20 años. Me molestan cosas como que hablen mucho. Uno se concentra y hablan, hablan y hablan… O que estemos ahí y de repente quieran ir al baño.

Sodapop, 34 años. Que traten de llevar el control y se pongan mandonas. No lo soporto.

Saúl, 22 años. No tolero que exageren o finjan orgasmos. O sea, nos gusta ser halagados pero que no exageren, no jodan.

Fidel, 22 años. No me gusta que no se muevan ni hagan nada, como vaca muerta.

José, 32 años. Me desagradan las que no se empeñan en dar placer, que sólo buscan recibir y una vez que lo tienen, se olvidan de su pareja. Se quedan inmóviles, como si fueran una muñeca inflable que sólo se acomoda para que la penetren, mientras parecen estar pensando en otra cosa. Sólo les falta agarrar el celular.

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Pancho, 32 años. Cuando tiro todo me parece bien, pero me emputa que se pongan cucos después de tirar. Me gusta que se queden desnudas porque a mí me gusta andar en bola.

Erick, 26 años. Esto no me molesta y entiendo que es algo normal, sólo es un poco raro: los pedos vaginales. No me molestan, pero me sacan un poco de quicio porque es un sonido que por inercia me da risa. Imagina: estás tirando y escuchando sonidos sexuales que te excitan, estás concentrado y de repente se escucha un "PPPRRRRRRRRRRRR".

Mariano, 30 años. Que se queden a dormir sin que ese haya sido el acuerdo. Llevas a alguien a tu casa para tener sexo casual y todo bien, pero el plan que tienen es sólo eso. Terminan y de pronto la vieja se acomoda sin preguntarte ni nada y se duerme hasta el día siguiente. En la mañana no se despierta o no se va de tu casa y tú tienes cosas que hacer y le vale huevo por más indirectas que digas. Una vez se quedó una mujer en mi casa "que no iba preparada" y al día siguiente sacó un cepillo de dientes eléctrico de su cartera.

Rodrigo, 32 años. Cuando te tantean las bolas con rabia, como si estuvieran magullando tomates en el mercado. "La marchantiña", que le llaman.

Luis, 26 años. Me molesta cuando no te avisan que están en sus días. O sea, todo bien, pero me ha pasado que voy al baño y pienso que me rompí el pene o algo así.