Artículo publicado por VICE México.Ser periodista en México implica el riesgo diario de no volver a casa. Según datos de la organización defensora de la libertad de prensa Artículo 19, ejercer esta actividad en el país más violento de Latinoamérica le ha costado la vida a 118 comunicadores en los últimos 18 años.A pesar de que la situación se ha visibilizado a nivel internacional —en donde se compara comúnmente con Siria, donde existe una guerra civil declarada hace más de siete años—, la cifra de 12 asesinatos durante 2017 colocó a ese como el año más letal para la prensa en toda la historia del país.
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Con todo y las estadísticas, el periodismo todavía es elegido por jóvenes mexicanos que viven fuera de la capital, donde la violencia es más cruenta y las condiciones para ejercer el oficio son más deplorables.
A continuación presentamos los testimonios de Daniela, una alumna del estado de Veracruz —donde asesinaron a 17 periodistas sólo durante el mandato del exgobernador priísta Javier Duarte (entre 2010 y 2016)—, y de Juan Almodóvar, de Sinaloa —donde hace un año mataron al periodista Javier Valdez Cárdenas, quien investigaba temas relacionados con narcotráfico—.
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También hablamos con Diana, de Chihuahua —estado donde en 2017 asesinaron a la periodista Miroslava Breach, también por investigaciones en las que señaló corrupción institucional y criminal—, con Karla, de Jalisco —donde hace unas semanas la sociedad civil quedó pasmada ante la noticia de tres estudiantes de cine disueltos en ácido— y Marifer, quien estudia en Tamaulipas —el estado en donde los homicidios aumentaron un 75 por ciento durante el primer trimestre de este 2018—.
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También hablamos con Diana, de Chihuahua —estado donde en 2017 asesinaron a la periodista Miroslava Breach, también por investigaciones en las que señaló corrupción institucional y criminal—, con Karla, de Jalisco —donde hace unas semanas la sociedad civil quedó pasmada ante la noticia de tres estudiantes de cine disueltos en ácido— y Marifer, quien estudia en Tamaulipas —el estado en donde los homicidios aumentaron un 75 por ciento durante el primer trimestre de este 2018—.
La adrenalina me apasiona y asumo el riesgo
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Desde que tengo memoria, me incomodan las las mentiras. Por eso, nunca he tenido gran duda respecto de mi vocación profesional. En la actualidad hay muchísimas cosas que la gente poderosa nos oculta, y eso me enoja. Nos enoja a todos, creo. A mí me encantaría poder sacar a la luz las cosas turbias de las que todos deberíamos estar enterados.Me gusta mucho la investigación. Sin embargo también tengo claro que a lo que me quiero dedicar es a la nota roja. Una tiene que buscar la forma de prepararse mi estómago a lo que venga en el futuro. No tengo problema con ver sangre; la adrenalina me apasiona y asumo el riesgo de eso.—Daniela Rojas, 20 años, Veracruz.
En el mundo también pasan cosas buenas
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La verdad es que los temas espinosos no son lo mío. Yo al tipo de periodismo que me quiero dedicar por siempre es al deportivo. No quiero retratar a la violencia, al narco o a las madres que buscan a sus hijos en fosas comunes; más bien, quiero informar sobre cuanto partido de soccer, de béisbol, o de americano se me ponga enfrente.Creo que la nobleza de la labor de un periodista radica en comunicar con responsabilidad y profesionalismo, sin importar de qué se trate. Yo disfruto mucho cada que llego a trabajar a la estación de radio y hablo de deportes. Se siente bien contarle a la gente que el mundo no es pura desgracia y que también pasan cosas buenas.—Juan Jesús Almodóvar, 20 años, Sinaloa.
No me da miedo la sangre
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Actualmente estoy en segundo semestre, tengo 19 años y estoy muy orgullosa de mi decisión. Hacer periodismo es Chihuahua es muy peligroso. Últimamente se ha desbordado la violencia, han matado a mucha gente. Sin embargo, me parece que es un oficio necesario porque las autoridades nos mienten mucho y necesitamos contar la verdad.A mí me beneficia mucho que soy bien preguntona, entonces el trabajo se me facilita. No me gusta estar encerrada, ni todo el día frente a la computadora. A mí me gusta la acción. Quiero reportear nota roja y temas de política. Afortunadamente la sangre no me da miedo. Lo que me da miedo, y bastante coraje por cierto, es que el costo de la información muchas veces sea nuestra propia vida.—Diana Estefanía Chaparro, 19 años, Chihuahua.
Uno no quiere ver hundido a su país
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No podemos cerrar los ojos al hecho de que perdimos a muchas plumas valientes en este y los dos sexenios pasados. Y eso desanima a cualquiera, con toda la razón del mundo. Pero también creo que, más que nunca, rendirse no debe ser considerada una opción. Debemos aportar algo, aunque sea mínimo, para que la cosa mejore. Si no, ¿quién lo va a hacer por nosotros?Mi sueño demás grande es hacer investigaciones de gran impacto, que saquen al sol los trapos sucios de los políticos. Y aunque por momentos me paraliza el miedo, siempre me tranquilizo con la idea de que son muchos millones los que quieren que las cosas cambien. Y cada que pienso eso, me emociona saber que yo puedo contribuir con un granito de arena. Uno no quiere ver hundido a su país.—Karla Martínez, 19 años, Jalisco.
Recortes de periódicos y altavoces
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Pasó el tiempo, avanzó mi educación en escuelas jesuitas y hoy, a mis 20, considero que haber elegido Periodismo Multimedia en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) es de las cosas de las que más orgullosa me siento.Aunque la realidad y mi propia familia me hacen ver a cada rato que mis convicciones encierran alto riesgo, no quiero quitar el dedo del renglón. Durante un año hice un voluntariado en un albergue para migrantes en la Ciudad de México y vi a periodistas y activistas ayudando a la gente. Ahí terminé de comprender que la información es un arma poderosa.Quiero hacer periodismo ciudadano para darle voz a quienes han sido silenciados y sé que eso conlleva a luchar también por el gremio en el que me asumo desde ahora. Una de mis metas es contribuir a que se acabe la censura, a que pagar la verdad con sangre ya no sea una realidad. Creo que mi abuelo estaría orgulloso de mí.—Marifer Lattuada, 20 años, Nuevo León.Puedes seguir a Ollin Velasco en Twitter: @ollinvelasco