"Por fin es viernes, y pese a todo logré que mi pa me levantara el castigo y me dejara ir a la tardeada con Re, Ale y Fer. La mamá de Xime pasará por nosotras saliendo del Regina. Me emociona que tal vez encuentre a Lucas en el antro. Mi primer antro… mi primera vez". - Ana Sofi, 17 años. México DF a 6 de abril de 1996.En la música popular sucede con frecuencia que una innovación o aporte diferenciado detona un estilo y con ello toda una moda, la cual se expande como polvorín hasta el hartazgo, con el frenesí sordo de la muchachada. Le pasó al rock, le sucedió también a la cumbia y en buena medida también ocurre actualmente con el reggaetón.
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En ese sentido, la década de los noventa fue una suerte de limbo confuso para más de uno, sobre todo en México, donde la resaca disco ya había ocurrido pero la balada romántica y la música vernácula aún se ganaban a las huestes más jóvenes de forma más o menos limpia. Además, el rock aún era sinónimo de mugre y peligro pese a la oleada de artistas relacionados con la etiqueta de Rock en tu Idioma, el TLC aún no daba su trancazo en términos culturales y el jazz más atravesado aún era tema exclusivo de unos cuantos señores locos de Coyoacán.En nuestro país, así como en prácticamente toda Latinoamérica, los ritmos populares más locos llegaron gracias al marketing musical de productores televisivos. Ejemplos hay varios: la llegada del rap vía la comedia, el techno industrial aterrizaron mediante concursos de baile de Imevisión, y así con muchos géneros de moda más, que lograron su desarrollo y tropicalización de la mano de pastiches comandados por rostros inocuos y bellos, detrás de los cuales había un séquito de lagartos acaudalados.Mientras el viejo continente seguía vuelto loco con la segunda oleada del eurodance y el perfeccionamiento del house, en donde artistas como La Bouche, Corona, ICE MC, Real McCoy, Pandora Fun Factory y un montón más hacían sudar a una juventud empastillada, en México la juventud más alivianada tenía que ceñirse a lo que Raúl Velasco nos recetara cada domingo, vía canal dos intravenoso.
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Así, de cara al final de la primera mitad de los noventa y arañando con trabajos los primerísimos años de la década siguiente, el pop en México dio un salto abismal al incluir cantantes, así como Boy y Girl bands que interpretaban canciones de temática light cuasitontorronas, en donde su la principal virtud era el beat techno y dance.La fiebre arrancó en 1995 y fue el pan de cada fin de semana en los antros de toda la república, en donde la candidez de las temáticas y la inocencia en la imagen de los artistas, como siempre contrastaba con la voracidad y sordidez tras bambalinas, en donde ejecutivos y disqueras compraban y vendían nombres y rostros para obtener una buena carretada de millones de dólares al paso.Resulta curioso pensar que hoy, a la distancia, esas mismas canciones podrían pasar desapercibidas entre los clubs más reputados de la escena electrónica o que bien pondrían a sudar de forma frenética a más de uno en el festival EDC. Nada le piden a esos primeros Love Parade de Europa, guardadas sus larguísimas distancias, claro.Fueron muchos los cuerpos que se estrecharon y cotorrearon como si esto fuera el Reino Unido post-disco, al ritmo de “Únete a la fiesta”, “Pepe” o “Mai Mai” con un traguito delicioso en una mano, la otra en el aire y su prematura duckface de rigor.Con esta brevísima lista hacemos el recuento de los daños de uno de los referentes más embarazosos y (sí) ineludibles de la electrónica mexicana. Esta es una historia a saltos de una moda a la que le costó sudor y sangre erosionarse lo suficiente.
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Breve aviso: quedan fuera de este listado “La calle de las sirenas” de Kabah por su obviedad e indomable vigencia. También se va fuera Moenia, ya que ellos sí se tomaron muy en serio el synth pop de cepa europea, incluso algunos, en un ataque de fiebre de tachita mal transpirada, aseguraron que eran el Depeche Mode mexicano. Pero de techno y dance duro, poco. Y esa, ESA, es otra historia.Así que, ¡chavos! Tiren sus útiles, po po pónganse sus jeans y disfruten su día con algo del mejor pop dance mexicano de los noventa. Ámonos.María Fernanda Blázquez Gil, mejor conocida en el mundo del espectáculo como Fey, fue una de las pioneras del dance en México, aunque también una de las primeras grandes mentirosas del mundo teen, al cachirulear con su edad, aunque bueno, ¿quién le creía que tenía 18?Mauri Stern, entonces integrante de Magneto (los de “Vuela, vuela”) y quien en algún momento fuera novio de Fey, le ayudó a lograr su primer gran éxito, al presentarla con Toño Berumen, uno de los lobos clave en toda esta historia del dance y el housito rico en el pop mexicano.“Media naranja” es una pasada que va directo a los sentidos, con sus sintes bien apretados y sus beats constantes, haciendo un match perfecto de la complementación e inconsciencia amorosa. Luego vendría “Popocatépetl”, “Gatos en el balcón” y bye, nunca más la volvió a pegar.El caso de Jeans es uno de esos buenos ejemplos de cómo el imaginario teen puede funcionar a muchos niveles, desde la conexión segura con los infantes más conservadores de México hasta la perversión Lolita y el frenesí gay. Su reciente regreso como un combo de chicas sexys en sus treintas son prueba de ello.La agrupación fue idea original de Paty Sirvent, hija de Patricia Barton y el productor musical Alejandro Sirvent, y también hermana de Álex Sirvent, a quien más adelante conoceríamos en ese portento conocido como Mercurio. Tras audiciones fallidas para diversas agrupaciones, Alejandro Sirvent decide cumplirle el capricho a su hija y de paso crear uno de los fenómenos más grandes del Bubblegum pop dance mexicano.
Fey-Media naranja (1995)
Jeans- Enferma de amor (1998)
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Años pasan, y las chicas de la pista siguen enfermas de amor, de la mano de este temazo de su segundo disco, ¿Por qué disimular?En alguna ocasión Emilio Acevedo, integrante de Titán y Sonido Lasser Drakar declaró en el radio que uno de sus máximos sueños era producir a Jeans, por la fuerza y ritmo que poseían. ¡A bailar!Una de las característica de estas bandas es que, a la postre, varios de sus integrantes han declarado sobre historias agridulces de malos tratos y explotación en pos de la marca. Canciones que te componen otros, evolución de una de las marcas más exitosas del espectáculo pop mexicano (La Onda Vaselina, ¡saludos Julissa!) y ordas de fans enloquecidos. Muchos verían el dance medio vacío.OV7 ha sido uno de los combos que mayor arraigo han generado. Dicen que si pones “Vuela más alto” en la misma escena de Trainspotting en la que Renton conoce a Diane en el Volcano, los beats se sincronizan. O casi.De padres galeses y proveniente de Tijuana, Lynda fue vista por muchos como una gran oportunista que quiso colgarse de la fama de Fey. Pero si uno pone atención a la producción de “Gira que gira” estaría de acuerdo en que personas como David Guetta estarían orgullosos.El atuendo de Lynda incluían ropa muy amarilla, trencitas, mucho hule y una mochilita a la espalda, moda que marcó tendencia. Además, el éxito de la rola compitió duro a nivel internacional en su momento, al lado de grandes figuras del Eurodance como Rebeca, Marianne y Paradisio. Ahí nomás.
OV7-Vuela más alto (1998)
Lynda - Gira que gira (1996)
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Mercurio-Enamoradísimo (1995)
Kabah-Antro (2000)
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Sentidos Opuestos - Tú y yo (1998)
Anahí - Corazón de Bombón (1996)
Mamá no lo Sabe - Si te digo que te quiero (1998)
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MDO - No puedo olvidarme de ti (1997)
Tierra Cero - La mujer de mis sueños (1997)
Graciela Mauri - Sin parar (1996)
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Paulina Rubio - Y yo sigo aquí (2000)
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