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Mundial de Fútbol

Catalanes: ¿quién quiere ver perder a España?

"Quiero que no gane la Selección española para evitar que se utilice políticamente".
Fans celebrando en Barcelona el triunfo de la selección española en el Mundial de Sudáfrica. Albert Gea/Reuters

Que Catalunya es lo más parecido a una pizza tropical en la que, sorprendentemente, la piña puede convivir con relativa normalidad con el jamón cocido empezó a percibirse en julio de 2010. En 24 horas de diferencia, las calles de Barcelona vivieron un cóctel de banderas antagónicas en un momento en el que lemas como "independencia" o "campeones del mundo" parecían una quimera. Como dijo el ya expresidente español, Mariano Rajoy, "me gustan los catalanes porque hacen cosas". Y entre el día 10 y el 11 de julio de 2010, los catalanes hicieron muchas cosas.

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El día 10, más de un millón de catalanes, según los cálculos de la Guardia Urbana, salieron a la calle para mostrar su rechazo al recorte del Estatuto de Autonomía de Catalunya por parte del Tribunal Constitucional. Bajo el lema "Somos una nación, nosotros decidimos", Barcelona acogió la que para muchos fue la primera gran manifestación independentista de la historia contemporánea y el inicio del denominado procés. Los gritos de independencia y las banderas esteladas se convirtieron en protagonistas 24 horas después de que un tribunal recortara una ley orgánica que en 2006 fue refrendada por un 74 por ciento de quienes la fueron a votar y que ese mismo año fue aprobada por el Congreso de los Diputados.

Ocho años después de su primer mundial la selección española buscará en Rusia repetir el éxito de Sudáfrica. En esos ocho años Catalunya ha estado sumida en una montaña rusa política

Ni 24 horas después de esa manifestación, la selección española ganaba su primer Mundial de fútbol. En la Soccer City de Johannesburgo, el centrocampista del FC Barcelona, Andrés Iniesta, se erigía como líder de La Roja con un tanto en el minuto 116. Locura en Sudáfrica y en España; también en Barcelona, donde miles de personas se congregaron para ver en directo la final.

La plaza de España de la capital catalana se llenó de rojigualdas para celebrar el primer y, hasta hoy, único Mundial de la selección española de fútbol. Una celebración que recordó a la de los grandes títulos conseguidos por el FC Barcelona. Sonido de cláxones durante toda la noche y alcohol por doquier en las mismas calles que hacía un día se habían llenado de banderas independentistas.

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En Catalunya el Mundial se vivirá de muchas maneras, pero en todas ellas planeará la sombra de lo ocurrido en los últimos años, especialmente el pasado mes de octubre

Ocho años después, la selección española buscará en Rusia repetir el éxito de Sudáfrica. Ocho años en los que Catalunya ha estado sumida en una montaña rusa. En este periodo, se han celebrado cuatro elecciones autonómicas. En el palacio de la Generalitat han habitado cuatro inquilinos distintos: José Montilla, Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra. En 2014, Mas organizó un proceso participativo no vinculante sobre el futuro de la región, el preámbulo del referéndum de independencia que se celebró el pasado 1 de octubre de 2017 bajo la batuta de Puigdemont, una jornada marcada por las imágenes de violencia policial que dieron la vuelta al mundo.

Desde entonces, la montaña rusa ha seguido en marcha con el ingreso a prisión de políticos independentistas, la huida a Bélgica, Alemania y Suiza de otros líderes del procés, entre ellos Puigdemont, y la suspensión de la autonomía por parte del Gobierno español.

El balón de fútbol, sin embargo, ha seguido rodando. Y eso que en España, también en Catalunya, política y deporte van de la mano. En Catalunya, el Mundial se vivirá de muchas maneras, pero en todas ellas planeará la sombra de lo ocurrido en los últimos años, especialmente el pasado mes de octubre.

Javi tiene 30 años y es socio del FC Barcelona. El pasado 1 de octubre vivió en primera persona las cargas de la policía española. En su colegio, los agentes actuaron para requisar las urnas y las papeletas del referéndum declarado ilegal por parte del Gobierno español.

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Javi siempre había vivido con indiferencia los triunfos de la selección española, pero esta vez lo tiene claro: quiere que gane Argentina por Lionel Messi. "Si estuviésemos en un momento normal, como no me siento identificado con España, me daría igual. Sería como ver un partido más del Mundial, pero deliberadamente quiero que no gane la selección española para evitar que se utilice políticamente", argumenta.

"El Barça siempre ha sido más que un club y Catalunya siempre ha sido un país que no es país y que querría ser país. Es una tensión que siempre ha existido" — Javi

Según este filósofo de formación, en Catalunya siempre se ha vivido el fútbol como algo que va más allá del deporte. Una singularidad que históricamente ha liderado el FC Barcelona. El eslogan més que un club así lo demuestra. Y es que a lo largo de la historia, la entidad se ha erigido como uno de los pilares del catalanismo, especialmente bajo las dictaduras españolas que en el siglo XX perseguían la lengua y la cultura catalanas.

"El Barça siempre ha sido más que un club y Catalunya siempre ha sido un país que no es país y que querría ser país. Es una tensión que siempre ha existido", añade Javi.

"Todo lo que ha pasado lo he vivido muy intensamente, reflexionando y pensando muchísimo, pero al final con un caso como en el que estamos lo que queda es un sentimiento" — Antonio

A diferencia de Javi, Antonio, de 57 años, sí que celebrará los goles de la selección española. Él forma parte de una generación que vivió los años más duros en los que la frase "jugamos como nunca, perdimos como siempre" era la más repetida por parte de los aficionados de La Roja. Con la consecución de la Eurocopa en 2008 y el Mundial en 2010, la suerte cambió. "En 2010, me alegré muchísimo. Los que querían que España no ganara, entiendo que no lo celebraran tanto", relata.

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Antonio considera que en Catalunya existe una sociedad dividida entre independentistas y no independentistas. Él no participó en el referéndum del 1 de octubre, pero ha reflexionado mucho sobre lo que ha sucedido en los últimos meses. En su opinión, todos los actores del procés, tanto los independentistas como los que no lo son, han cometido errores.

"Todo lo que ha pasado lo he vivido muy intensamente, reflexionando y pensando muchísimo, pero al final con un caso como en el que estamos lo que queda es un sentimiento", reflexiona.

En un momento en el que la visceralidad en la política parece haber llegado para quedarse, aunque también hay espacio para la neutralidad. Es el caso de Carlota, de 28 años, que vivirá el Mundial con cierta equidistancia. En 2010 ya afrontó con cierta indiferencia la victoria de España.

"Como había muchos jugadores de la liga española también me podía hacer algo de ilusión, pero lo que me gustó menos fue el hecho de ir por la calle y ver a gente celebrando la victoria con las banderas. A mí los nacionalismos me dan un poco de repelús y ver a tanta gente celebrándolo con las banderas fue como extraño. No me sentía muy cómoda", recuerda.

"Es como una contradicción. Por una parte me hace gracia que gane España, pero también me da rabia celebrarlo, más que nada por la actitud que tiene el estado español con Catalunya" — Carlota

En 2018 lo vivirá igual, con la ilusión de que un David acabé con Goliat. "Normalmente siempre voy con las selecciones diferentes o pequeñas, que nadie se espera que ganen a una selección histórica", relata.

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Carlota también participó en el referéndum catalán y admite que lo sucedido el pasado 1 de octubre tiene algo de incidencia en la decisión de vivir la Copa del Mundo con neutralidad: "Es como una contradicción. Por una parte me hace gracia que gane España, pero también me da rabia celebrarlo, más que nada por la actitud que tiene el Estado español con Catalunya".

Gerard Piqué jugando con la selección española en el partido contra Portugal del mundial de Sudáfrica. Paul Thomas / Action Images

"No es mi caso, pero creo que un independentista podría jugar en la selección española". Así lo entiende el central del Barcelona e internacional español Gerard Piqué, un jugador que nunca se ha escondido y ha defendido el derecho a decidir de Catalunya. De hecho, el zaguero barcelonés participó en la votación del 1 de octubre y se mostró muy crítico con las cargas policiales. Su sinceridad se ha traducido en silbidos por parte de los aficionados españoles en muchos partidos de la selección.

Como en el caso de Piqué, Luis también participó en el referéndum del 1 de octubre y en el próximo Mundial quiere que España vuelva a levantar el título. "En 2010 estaba en la Plaza España con los colegas. Hicimos una copa con papel de plata. Celebramos el gol de Iniesta como si se acabara el mundo. Nos bañamos en las fuentes de Montjuïc de Barcelona, fue una noche espectacular", rememora con una sonrisa.

"Si algún día nos independizamos, continuaré animando a España tranquilamente, pero también animaría a la selección catalana" — Luis

Este programador de 35 años forma parte del 55 por ciento de catalanes que, según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat presentada en 2017, se sienten orgullosos de los triunfos de la selección española, aunque también se sitúa dentro del 67 por ciento que, de existir una selección catalana, celebraría sus éxitos.

"Si algún día nos independizamos, continuaré animando a España tranquilamente. También animaría a la selección catalana, pero mis padres son aragoneses y también amo mucho a España", explica este catalán que en el referéndum votó en blanco.

Mientras este escenario no se produce, Luis vivirá el Mundial de Rusia con la misma pasión y libertad que en 2010 porque, como dijo Jorge Valdano, el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes. "Pondrán una pantalla gigante en Barcelona y habrá paz. Habrá gente celebrándolo y gente que no. La gente se piensa que aquí hay una guerra, y no es así", concluye Luis.

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