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No todos los hijos de narcos quieren seguir con el negocio familiar

"Yo voy a limpiar el nombre de mi familia".

Manuel descubrió que su familia estaba involucrada en el mundo del narcotráfico con sólo 14 años una noche que decidió escribir su nombre y apellidos en internet. Desde ese momento, su máxima sólo ha sido una: él será quien limpie el nombre de su familia.

Son hijos de algunos de los hombres más poderosos de México. Sus padres, tíos o abuelos han llenado las portadas de los diarios y algunos —la gran mayoría—, ya no se encuentran entre nosotros para contarlo. Así como pasa en las familias de la realeza o la política, en las familias del narcotráfico también hay círculos. Círculos muy marcados en los que si bien pareciera difícil desafanarse, la realidad demuestra que el narco no se lleva en la sangre.

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Manuel nació en el norte del país dentro de una familia monoparental. Su madre decidió marcharse del lugar en el que siempre había vivido y romper con todo después de que asesinaran al padre biológico de su único hijo. Él jamás conoció a su padre y cuando apenas tenía cinco años de edad, y en su salón de clase empezó a ver a los padres de sus amigos, se dio cuenta que en las casas de estos había un papá y una mamá. Manuel cuenta que a su madre se le hizo fácil decirle que su papá estaba siempre de viaje y por eso nunca se veían.

Poco tiempo después, su madre se quedó embarazada de otro señor más pesado, de más edad, de más influencia… y a los ocho meses de nacer su hermana, también lo mataron por lo que ni Manuel ni su hermana llegaron nunca a conocer a sus progenitores.

Manuel creció como cualquier niño, pero a los 14 años y entretenido buscando cosas en internet, decidió teclear su apellido. En ese preciso instante… "pum, artículos, revistas, reportajes… Me pasé horas pensando, ay, güey; ¿Qué onda? ¿Mis tíos? Los que yo he visto… ¿cómo?", recuerda.

Ante tal evidencia, su madre se vio obligada a confesarle la verdad y le dijo que lo alejó del día a día con la familia porque no quería que él cometiera los mismos errores que ella había cometido. En ese momento, Manuel asumió que no tenía la culpa de haber nacido en esa familia y se molestó con su madre porque ella había tomado una de las decisiones más importantes de su vida sin siquiera consultarle. Nunca quiso seguir la estirpe de la familia, pero sí le hubiera gustado decidir sobre su vida ya que sabe que incluso viviendo en el mismo lugar, no habría formado parte del clan.

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Yo no pedí nacer en la familia en la que nací

"Nadie pidió, en realidad, las circunstancias que le tocan al nacer", explica Manuel quien a pesar de que su madre es sobrina de uno de los narcos más poderosos que ha tenido México, él nunca vio un arma o drogas en cualquiera de las reuniones familiares en las que ha estado.

"Mi primer apellido directamente es el problema, y a los 17 años viví mi primera experiencia negativa", relata. A esa edad logró cierta fama debido a que su banda de música había alcanzado cierto reconocimiento en la zona y los buscaban para muchos eventos. En ese mundo de la música y la noche comenzó a llevarse con unos amigos cuyos padres y tíos estaban "revueltos" con su familia por rencillas personales y profesionales. Al saber estos de la existencia de Manuel, creyeron que se estaban peleando el territorio fronterizo y Manuel se vio obligado a salir de la ciudad durante una temporada para proteger su vida y dejar que todo se calmara.

El percance no pasó a mayores y pudo regresar a su tierra junto con su madre y hermana. "El gran problema es que nosotros nos llevamos los fregadazos porque como no tenemos ni el poder ni el dinero, estamos sujetos a extorsiones, a secuestros y maltratos", explica al mismo tiempo que recuerda que a uno de sus familiares que no tenía nada que ver con "el negocio" lo secuestraron con 14 años y jamás se volvió a saber de él.

Manuel se queja también de que la misma sociedad te encasilla a continuar en los negocios familiares. "Yo tengo muchos amigos que piensan como yo, pero que no tuvieron la oportunidad de salir del círculo. Mis amigos —que yo veo como primos— estudian en universidades, pero no les dan la oportunidades de crear su propia historia".

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Tras terminar su carrera universitaria relacionada con la rama de las ciencias y la tecnología, y a pesar de las súplicas de su madre, Manuel regresó a la tierra de sus orígenes, ya que su meta es limpiar el nombre de su familia. Abrió su propia oficina con un socio y cuando muchas personas se enteraron de su nombre completo se interesaron por su proyecto porque querían saber qué estaba haciendo uno de los herederos de los narcos más importantes de la zona.

"Me cansé de que la sociedad me dijera qué debía hacer por mi apellido. Cuando leí ese artículo a los 14 años, la primera reacción fue que algún día alguien iba a escribir mis apellidos y encontraría pura información positiva. Yo voy a limpiar el nombre de mi familia", sentencia.

Sus tíos abuelos iniciaron con el negocio hace 50 años. "Ellos venían de una zona que ni siquiera existía en el mapa. Un lugar donde no hay luz ni oportunidades de empleo. El personaje que inició todo esto en mi familia fue el menor de seis hermanos, el menor. Ponte en sus zapatos. Él nació en una familia grande con muchas carencias. Sus hermanos y sus padres trabajaban de sol a sol y él dijo que no quería eso para él ni para su familia", relata Manuel de manera muy breve la historia de su familia al mismo tiempo que sentencia que él habría hecho lo mismo porque no había opción.

"El problema del narco es un efecto, no una causa", añade mientras explica que sus mismos abuelos fueron los que le contaron qué personas del gobiernos norteamericano les enseñaron a cultivar las drogas. "Ellos continuaron con el negocio como empresarios por lo que yo traigo genética de gente grande. La diferencia es que yo la estoy aprovechando, estoy generando cambios tecnológicos importantes y es ahí cuando la gente que me ha juzgado sin saber se da cuenta de que ha cometido un gran error".

Con su ejemplo, Manuel busca que las nuevas generaciones que están saliendo de las familias del narco se den cuenta que pueden salir de ese círculo, ya que en la mayoría de los casos el padre se vio obligado a traficar para darle una buena vida a sus hijos. Y todos esos padres —según afirma Manuel— te dicen que lo hacen para que sus hijos tengan otro estilo de vida y no sigan su misma historia. "El problema son los hijos mal enfocados que no ven un líder. Un joven como ellos haciendo su propia historia."

Manuel recuerda que su profesora de historia de la secundaria siempre decía que la historia es una espiral, mismos acontecimientos, diferentes personajes, diferentes fechas. Pero él no lo cree así, ya que trafican las personas y no las familias. "Yo no me puedo sacar la sangre y pedir otra", sentencia al mismo tiempo que sabe que aunque todavía no se ha ganado la confianza de muchas gentes, el va a ser la semilla del cambio. Mientras, se repite una y otra vez que él va a limpiar el nombre de su familia.

El nombre de Manuel es ficticio para asegurar que el entrevistado no sufra represalias ya que hoy en día vive en su pueblo natal. Manuel es amigo de un exalumno de la periodista, y le concedió a Raquel Rivas una entrevista vía Skype.