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Identidad

La evolución de los remedios para aliviar el dolor menstrual

Desde introducir marihuana en la vagina hasta abrir el cuello del útero mediante vapor, la historia de la medicina para el alivio del dolor menstrual es larga y sangrantemente complicada.
Photo by Alexey Kuzma via Stocksy

Cada 28 días o así, prácticamente la mitad de la población sangra entre las piernas. Unos cinco días de sangrado, a menudo precedidos de unos calambres provocados por la contracción de los músculos del útero cuando se desprende el tejido que lo recubre.

Como hasta ahora la historia ha sido descrita por hombres, existe muy poca información sobre el modo en que las mujeres han lidiado con el dolor menstrual a lo largo de los tiempos. De hecho, la menstruación ha sido tabú durante siglos (nos engañemos, lo sigue siendo). Incluso en la actualidad, las mujeres nepalíes se ven obligadas a permanecer en un establo durante una semana hasta que finaliza su período y a las mujeres musulmanas no se les permite orar o ayunar durante la menstruación.

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De los pabellones de salud mental a la baja por menstruación

Hasta hace relativamente poco, las mujeres que se quejaban de calambres menstruales eran derivadas al psiquiatra porque se creía que ese dolor era una muestra de rechazo contra la propia feminidad. En _Dear Sisters: Dispatches From The Women's Liberation Movement _("Queridas hermanas: comunicados del Movimiento de Liberación de la Mujer")__, las historiadoras feministas Rosalyn Baxandall y Linda Gordon explican las creencias de esa época: "Las mujeres adultas que presentan dismenorrea con frecuencia se resienten de su rol femenino. Cada menstruación les recuerda el desagradable hecho de que son mujeres".

Pero actualmente es más probable que una mujer se tome un día libre en el trabajo debido al dolor menstrual. La argumentación a favor de las bajas por menstruación se basa en parte en el reconocimiento de que el dolor menstrual puede ser casi tan severo como el de un ataque al corazón: una reciente encuesta mostró que una de cada diez mujeres se ve obligada a permanecer postrada debido al dolor menstrual y diversos estudios han confirmado que las mujeres rinden menos en el trabajo cuando experimentan dolor menstrual.

Un buen colocón

La marihuana lleva mucho tiempo utilizándose para combatir el dolor menstrual. Según indica el libro Women and Cannabis: Medicine, Science and Sociology ("Mujeres y cannabis: medicina, ciencia y sociología"), el uso de maría para aliviar el dolor menstrual se remonta al antiguo Egipto. Una traducción del Papiro Ebers —un manual de medicina del Egipto antiguo— sugiere que el cannabis "triturado, mezclado con miel y después introducido en la vagina" se empleaba para "refrescar el útero y eliminar su ardor", quizá como remedio para aliviar los calambres. En el siglo XIX el médico de la Reina Victoria le prescribió marihuana para ayudarle a combatir las molestias menstruales.

Foto por Eldad Carin vía Stocksy

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En la actualidad, conseguir alivio con marihuana es fácil (si vives en uno de los 28 estados de Norteamérica donde es legal, claro). Foria, un inserto vaginal que contiene aceite de cannabis, está actualmente disponible en California. Este supositorio en forma de tampón afirma proporcionar alivio muscular sin el atontamiento mental que se siente al fumar un porro. Entre tanto, Whoopi Goldberg ha anunciado recientemente una nueva gama de productos con infusión de marihuana, incluyendo un gel para baño y un bálsamo corporal.

Opio para el pueblo

Durante siglos, el opio era el único analgésico potente disponible y muchas veces se consideraba como el fármaco más importante en el maletín de los médicos. Empleado por los antiguos egipcios,los antiguos griegos y finalmente por los monjes benedictinos en el año 800 a.C., a lo largo de la historia se la ha reverenciado como la "planta de la alegría" y como "un regalo de Dios".

También se han empleado otras hierbas como el dong quai —usado en la medicina china antigua— y el fenogreco —una de las plantas medicinales más antiguas del Egipto de los faraones— para combatir el dolor menstrual. De hecho, un estudio llevado a cabo por científicos mostró que el fenogreco reduce los síntomas de la dismenorre.

Vaginas al vapor

Según afirman algunos naturópatas, las mujeres mayas y aztecas de América Central y del Sur realizaban baños vaginales de vapor para mantener alejado el dolor menstrual. Las mujeres se sentaban sobre cuencos llenos de agua hirviendo y hierbas fragantes como orégano y albahaca. Según parece, la combinación del vapor con los aceites esenciales de las hierbas penetraba en el cuello uterino y en el útero para desprender los fluidos menstruales, cosa que reducía el dolor, la inflamación y el cansancio asociados a la menstruación.

En la década de 1850, se recetó un bálsamo astringente —que contenía ácido sulfúrico— a la Primera Dama canadiense Isabella Macdonald para aliviar sus calambres menstruales

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Otras supuestas técnicas tradicionales mayas incluyen el masaje abdominal maya, mediante el cual un masajista al parecer emplea el masaje externo para guiar al útero hasta su 'posición correcta' y reducir así drásticamente el dolor menstrual. Ambas prácticas han sido cuestionablemente defendidas últimamente por un puñado de sanadores, pero la prueba científica oficial que las respalda permanece, como un templo maya abandonado, perdida en el tiempo.

Agujas y puntos de presión

La medicina china tradicional lleva clavando agujas en la gente desde el siglo I a. C., pero con mucha más eficacia que los vapores vaginales. El Diario de medicina tradicional china, evaluado por expertos, descubrió que la estimulación de un punto de acupuntura situado en la pierna entre cinco y diez minutos era más eficaz aliviando los períodos dolorosos que el ibuprofeno. Los investigadores de la medicina tradicional china creen que ese punto de acupuntura es capaz de equilibrar las hormonas que causan el dolor menstrual y el síndrome premenstrual.

Bolsas de agua caliente y venta de motos

El aceite de ricino lleva utilizándose de modo terapéutico desde la Antigüedad en Egipto, China, Persia, África, Grecia y Roma, pero fue un místico de finales del siglo XVIII llamado Edgar Cayce (también conocido como "El profeta dormido") quien popularizó el uso del aceite de ricino para desintoxicar el hígado y aliviar el malestar que se asocia a la menstruación.

Cayce se hizo famoso sobre todo por tratar de teorizar sobre temas como la reencarnación y porque gustaba de predecir el futuro mientras estaba en trance (o sea, dormido). Lo más controvertido que hizo fue abrazar la fe poligenista, es decir, la idea de que la humanidad desciende de cinco razas creadas por separado pero simultáneamente en cinco puntos diferentes de la Tierra. No hace falta decir que tampoco hemos podido encontrar demasiada evidencia científica que respalde la teoría de Cayce sobre el aceite de ricino.

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Pastillas y pociones

La aspirina y la corteza de sauce, de la que se deriva, llevan usándose para combatir todo tipo de dolores desde los tiempos de Hipócrates, en el siglo V a.C. Pero antes de que hubiera medicinas fiables a disposición del público, las mujeres victorianas experimentaron con varios tratamientos químicos. En la década de 1850, se recetó un bálsamo astringente —que contenía ácido sulfúrico y trementina— a la Primera Dama canadiense Isabella Macdonald para aliviar sus calambres menstruales.

En el siglo XIX, las hierbas viburnum prunifolium y cimifuga se hicieron muy populares en Norteamérica. Esta última era el ingrediente activo de uno de los medicamentos más vendidos de ese siglo: el Compuesto Vegetal de Lydia Pinkham. Creado por mujeres y para mujeres, estaba especialmente formulado para tratar "problemas femeninos" y se empezó a comercializar en 1876.

Un envase del Compuesto Vegetal de Lydia Pinkham. Foto vía Wikimedia Commons

Resulta interesante saber que, más que un fármaco 'especialmente formulado', se trataba simplemente del inicio del marketing dirigido a sectores específicos de la población. Igual que pasa con el Feminax y otros medicamentos sin receta, los fármacos para "problemas femeninos" con frecuencia no contienen nada distinto a otros fármacos, sino que son simplemente envasados y etiquetados de forma diferente.

Sin embargo, hay una cosa que sí ha demostrado reducir el dolor menstrual: la píldora anticonceptiva, que fue aprobada por primera vez en 1957 por la FDA para tratar desórdenes menstruales graves.

'Des-uterización'

¿Y qué tenemos en el punto más extremo del espectro? El botánico David Stuart afirma que un médico norteamericano sugirió en 1872 la extirpación quirúrgica de los ovarios como método para detener el dolor menstrual, mientras que la ablación endometrial elimina el revestimiento del útero y está disponible desde la década de 1980.

Muy pronto, desconectar el dolor menstrual podría ser tan sencillo como presionar un interruptor. El Livia —un dispositivo que promete acabar con el dolor menstrual con solo pulsar un botón— acaba de alcanzar su objetivo en Indiegogo.

Está claro que sigue habiendo un modo de combatir el ocasionalmente debilitante dolor mensual y el estigma que persiste en torno a él, pero con el auge de la conversación sobre la menstruación, al menos estamos avanzando para alejarnos de los establos y de los derivados del opio de antaño.